jueves, 7 de enero de 2016

Vivir para vencer: Lemmy Kilmister


Ya finalizando el año, repentinamente nos enteramos de la muerte de una de las voces importantes del grunge, líder de Stone Temple Pilots y Velvet Revolver, Scott Weiland, y lamentablemente también de la partida de un rockstar genuino, el gigante Lemmy Kilmister, justo cuatro días después de haber cumplido 70 años.
El frontman de Motörhead no se encontraba con buena salud; problemas al corazón, diabetes y una constante dieta de cigarros, distintas drogas y la clásica Jack Daniels lo mantuvieron algo deteriorado en los últimos meses. Algunos shows fueron interrumpidos, a veces cancelados y nuevas historias fueron escritas sobre su decisión de evitar el alcohol. Aún así, Lemmy parecía inmune a la muerte. En su cumpleaños número 70, los amigos rockeros presentes bromeaban sobre cómo Lemmy podría sobrevivir a todo eso. Dos días después, los médicos le diagnosticaron cáncer al cerebro y cuello. Dos días más tarde falleció.
Hay un vacío imposible de llenar luego de su partida. Como se mencionó anteriormente, el hombre era uno de verdad. Nadie tenía la voz de Lemmy. Esa voz rasposa como un gruñido vagamente melódico que se adapta perfectamente a las temáticas de las canciones de la banda. Incluso la actitud al frente del micrófono, con el cuello estirado hacia atrás, como mirando hacia arriba era único. No hay duda de que hay muchos bajistas secos en el mundo, pero ninguno tiene la precisa combinación de tono, técnica y poder de Lemmy. Con sus lentes de sol, bigotes a lo Dalí y cinturón de bala, cantaba desde una posición de rebeldía y fuerza.
Lemmy Kilmister fue uno de los desvalidos del rock ‘n roll, como indica su tatuaje del Ace of Spades, “Bornto lose, livetowin”, y Lemmy vivió esa mantra. Cuando niño fue expulsado de su colegio por golpear al director. Luego tuvo un trabajo como roadie de Hendrix, donde sus deberes fueron envueltos con el consumo de drogas. Un paria, un desadaptado y de ninguna manera un “niño bonito”, convencionalmente hablando. Eso es lo que hizo a Motörhead una banda vital. Su frontman fue un espíritu animal que te animaba a vivir para ganar, a hacer todo lo necesario para disfrutar la vida y para luchar contra todo lo que trata de interferir en nuestro camino. Te extrañaremos Lemmy!

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