viernes, 1 de junio de 2012

Killing Bono: Hermanos McCormick v/s U2

 El cine, por lo general, ya sea para referirse a la vida de un cantante, deportista o alguien que haya tenido una vida que llamara la atención y tuviera un atractivo especial, se enfoca en el éxito, la victoria que logró el aludido. Killing Bono representa una subversión a lo anteriormente mencionado. Intenta ver desde la perspectiva del fracasado el asunto, haciéndonos entender como espectadores que no todos salen ganando, y que éstos sujetos que no obtienen el reconocimiento que creen merecer, también tienen una historia que contar, que es igualmente importante.


 La cinta está basada en el libro autobiográfico “I was Bono’s dopplegänger” de Neil McCormick (Ben Barnes), quien trata sobre la rivalidad que surge entre su banda y la de unos amigos en el instituto, en Irlanda a principios de los años 80. Ivan (Robert Sheehan) y Neil McCormick fueron compañeros de colegio con Paul David Hewson (Martin McCann), más conocido como Bono. Éste último era parte de la banda que termina siendo adversaria de los hermanos McCormick.


 No siempre la ambición y el egocentrismo conducen a un buen camino, y por ende al triunfo. Estas cualidades cuando están juntas pueden dar como resultado el mayor hundimiento en la profesión de alguien. Neil, donde Barnes hace una excelente caracterización al recoger los rasgos claves de la personalidad de éste que colaboraron en la caída de su carrera musical, le esconde a su hermano algo que es crucial en el futuro de Ivan, que Bono lo quería como guitarrista de U2. La película muestra como una mentira de ese grado puede afectar en tal magnitud a una persona. Ivan fue engañado por su propio hermano, en el cual prevaleció el egoísmo frente a la humildad. Neil no perdió nunca la posibilidad de poder alcanzar a Bono y compañía o que su banda fuera más exitosa, pero mientras lo intentaba, cometía error tras error, al dejarse llevar por la soberbia, la envidia y no tomar las decisiones adecuadas.


 La industria de la música no es fácil, requiere de bastante talento, carisma, y visión de futuro, o por lo menos eso nos hace ver Killing Bono, al demostrarnos, a través de Neil, que la mentira y el narcicismo no conllevan a la meta esperada.


 Como decía Juan Manuel Fangio “Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor”.

Atonement: La expiación de una niña de 13 años

 Cuando uno termina de ver esta película, basada en la novela del mismo título por el escritor Ian McEwan, considera que es merecedora de todos los premios que puede haber para el cine, desde los Globos de Oro hasta el Oscar. La manera en que se cuenta la historia, desde el pensamiento de una imaginativa niña de 13 años, a quien le gustaba escribir obras de teatro, es lo que más llama la atención. Ella es la protagonista y su mente, la que cambia rotundamente la realidad del argumento. Es una historia de amor, pero no vista desde el amor mismo, sino desde el drama en su máxima expresión. El conflicto que se forma tras la versión de un suceso distorsionado por la imaginación de Briony (Saoirse Ronan) es lo que más impacta del filme.

 Transcurre en Inglaterra, en la década del 30’, periodo previo a la Segunda Guerra Mundial, en el seno de una familia de clase alta, los Tallis. Cecilia (Keira Knightley), hermana mayor de Briony, hija de un importante funcionario del país, se sentía atraída a uno de los hijos de las empleadas que tenían en la casa, Robert Turner (James McAvoy), quien estudiaba medicina gracias al padre de Cecilia que se lo financiaba. Éste sentía lo mismo por ella, pero en el momento previo al clímax, nunca se concretó una relación entre ellos. Uno de los momentos bizarros de la película que tiene que ver con lo que sentía el uno con el otro, es la escena del florero roto, cuando Cecilia va a buscar agua para el florero que iba a adornar en una de las piezas de los invitados. Cuando llega a la fuente del jardín, se encuentra con Robert, conversa un rato con él, Turner intenta ayudarla a recoger agua de la fuente y sin querer, el florero cae y se rompe, para lo cual Cecilia se quita la ropa hasta quedar sólo con la interior. Se sumerge en el agua, saca los trozos que quedaban del florero, sale, se vuelve a poner la ropa, y se va furiosa sin decir una sola palabra.

 Mientras ocurría esto, Briony observaba desde la ventana de su pieza. Que pasaba en la mente de esa niña en ese momento? Creyó que era una humillación hacia su hermana? Sólo prejuicios sobre un asunto que no le correspondía. Briony también fue espectadora de otra escena, esta vez, en la biblioteca de la casa, donde Cecilia y Robert se besaban. Todo lo visto por la niña fue transformado como un aprovechamiento y no una relación normal de pareja. El inconsciente de la pequeña lo hacía ver como algo malo porque ella también estaba enamorada de él. Puede que de éste punto ella se aferre para inventar algo que, define el futuro de la joven pareja, y el de una obra que la expíe.