sábado, 28 de junio de 2014

Conflictos sociales, generadores de seres autómatas y nihilistas

A partir del libro “El Extranjero”, que escribió el filósofo y absurdista francés, (como se hacia llamar), Albert Camus, claramente se comprende la idea de protesta y desacuerdo que siente el autor con la pena de muerte, presente en la historia donde Meursault, el acusado, es mas bien condenado a esa sanción por su forma de vivir y perspectiva hacia la vida, que por el mismo acto que se llevó a cabo y por el cual estaba siendo enjuiciado, en este caso, por el crimen que cometió al dispararle al árabe, ese día durante su estancia en la cabaña en la playa de Masson.

 Entonces, uno se podría preguntar. A qué viene todo esto? Por qué Camus quiso escribir un libro donde hay un protagonista desencantado de la vida, actuando como por inercia, que no le interesa absolutamente nada en realidad, carente de un proyecto individual y social? La obra fue publicada en 1942, año ubicado en un periodo muy complejo por estar desarrollándose todavía la Segunda Guerra Mundial, lo que impulsó una crisis existencial y una desilusión referente al constructo que significaba el proyecto moderno, que supuestamente, por medio de la razón, la técnica lograda por el desarrollo tecnológico, en vez de significar un progreso a nivel mundial, en beneficio a la mayoría, a la consecución de la justicia, nos destruimos nosotros mismos, y al destruirnos, aniquilamos también el paradigma y la manera de ver la vida, con un nuevo orden social con daños no solo físicos, sino que igualmente emocionales y psicológicos.

 Esto último ocasionaría el sentimiento nihilista de algunos pensadores, al perder la fe en los valores que inculcaban y el sentido que debía tener la existencia. Nietzsche, por ejemplo, quien influyó en los existencialistas del siglo XX, en su libro “Así Habló Zarathustra”, se refiere al aforismo “Dios ha muerto”, tratando el tema de la desvalorización de valores que nosotros consideramos como superiores, y a los que tenemos que seguir, sucediendo esto por un conjunto de frustraciones que no nos dirigen a un sentido específico, valores que también nosotros mismos destruimos, teniendo como única salvación el Übermensch (El Superhombre), otro concepto que trata el filósofo alemán en su libro, donde se cambiarán esos valores por otros, según la voluntad de este ser superior. Es decir, según Nietzsche, esa sería la solución al nihilismo y la indiferencia a nuestra existencia.

 Teniendo en cuenta lo vivido desde no solo las dos grandes guerras que han acontecido, sino también el imperialismo, donde potencias europeas formaron colonias en África y otros territorios en el mundo, se puede explicar con más argumentos la obra de Camus. La historia ocurre en Argelia, mismo país donde nació el autor, mientras todavía era colonia francesa, lo que hace inferir también un descontento social por el abuso cometido por la potencia francesa, en la relación opresor-oprimido que se daba durante el siglo XIX. A eso hay que agregar las guerras mundiales, primero, lo que fue mayormente un enfrentamiento de trincheras, y luego una batalla que involucró más bien a civiles, con consecuencias fatales, tan nefastas como las bombas atómicas lanzadas en Japón, tecnología que fue descubierta con un propósito totalmente diferente, como otro logro para la investigación científica,  y no como un arma de destrucción masiva.

 Dónde quedó el “proyecto moderno”? Por qué nosotros, seres racionales, incurríamos en actos tan ilógicos y poco constructivos? En la búsqueda a la respuesta a estas interrogantes, Camus, se alejó un poco del existencialismo y desarrolló el concepto de lo absurdo, abordándola como una filosofía, donde su personaje Meursault, es el fiel reflejo del ser humano víctima del “progreso” tecnológico, que lo enajena de su entorno, a un nivel tal que se termina convirtiendo en un extranjero en su propia vida. Por eso siente esa indiferencia con todo lo que le ocurre, ese desgano que no lo motivan a cambiar el curso de su existencia; querer surgir, proyectarse a futuro y ser alguien normal socialmente. En una parte del texto se habla sobre un quiebre, relacionada con los estudios del personaje principal, donde no los puede seguir cursando, lo que genera esa frustración eterna, y que lo hace desencantarse de todo y ver la vida como una repetición de cosas que no tienen ningún sentido ni lógica, como el trámite que significó para él la muerte de su madre, las continuas peleas entre su vecino Salamano y su perro, el rechazo a la propuesta de su jefe para ir a trabajar a Francia, la materialización de su relación con María, y su sanción, que era morir en la guillotina públicamente. Todo eso era solo un conjunto de repeticiones vacías e irrelevantes para el protagonista.

 Con lo expuesto anteriormente, se da a entender las secuelas que dejan las pugnas entre naciones, las invasiones entre países ricos y pobres, para demostrar poderío y plantear un proyecto que, en vez de hacernos evolucionar y aprovechar eficientemente la tecnología, involucionamos, y retrocedemos engendrando seres nihilistas, marcados de por vida por vivencias traumáticas que tuvieron que afrontar, haciéndolos sentir extranjeros en su propia realidad.

Ensayo sobre “El Mercader de Venecia”


 (Trabajo de la clase Derecho y Literatura que me valió un 6,6) 

 Después de haber leído la obra de Shakespeare y visto la película basada en la comedia, se pueden rescatar varios aspectos para reflexionar. Uno de ellos, y el principal, el antisemitismo. ¿Y cómo expresan ese sentimiento de desprecio a los judíos? Con Shylock, personaje odioso, usurero, muy rencoroso y vengativo. Con la película basta para darse cuenta de que durante el siglo XVI, y hasta la II Guerra Mundial en verdad, no eran muy queridas las personas que profesaban esa religión, viéndose con más detalle en la comedia el menosprecio hacia Shylock. “Me dan ganas de llamarte otra vez lo mismo (perro), de escupirte de nuevo y de darte también de puntapiés” – Antonio, “…me quedaré con el judío, mi amo, que es una especie de diablo” – Launcelot, “Fuera, fuera, vieja carroña!” – Salanio, “…a un miserable inhumano” – Dux, son algunos calificativos que recibe Shylock en la obra, que dejan muy en claro la opinión que tenía la gente sobre él. Shylock también daba a conocer su malestar contra los cristianos, sobre todo con Antonio, de quien, claramente busca vengarse con la muerte de éste al no cumplir con el pago de la deuda en la fecha que correspondía, odio que se acrecentaba igual al saber que su hija Jessica se casaría con un cristiano. Y como Shakespeare manifiesta no mucho amor hacia los judíos, la idea es dejar con la peor imagen posible al semita, a quien le importaba más sus bienes y dinero que su propia familia, como cuando Jessica se fugó de la casa y llevó consigo dinero y joyas, y a él le preocupaban mas las cosas materiales que la vida de su hija. Hasta en el desenlace del “Mercader de Venecia” se aprecia la enemistad con el judío, cuando en el juicio se logra aclarar lo que se señalaba realmente en la ley, y ya no se refería solo a la libra de carne que tenía que reclamar Shylock, sino que también al requisito que obviamente iba a dejar imposibilitada la ejecución del pagaré, al no permitirse verter ni una gota de sangre, porque de lo contrario, se vería él mismo perjudicado. Aquí uno se logra dar cuenta de la importancia que tiene la literalidad de la ley, ya que a causa de eso, Shylock, por atentar contra la vida de un cristiano (Antonio), perdió su riquezas, bienes que fueron entregados al estado de Venecia como a Antonio, y hasta se volvió al cristianismo. ¿Acaso no imploraba tanto por justicia Shylock? Esa era la justicia, más de la que el judío hubiese deseado.